La solidaridad, como el aire, está en todas partes: no se puede atrapar, ni callar, ni juzgar, ni encarcelar. La solidaridad es libre como el pensamiento; lo fue y lo será mientras existan personas que crean en la razón y la justicia.
Esto se repite en la solidaridad con los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, que ha alcanzado una dimensión trascendente, con la creación ya de un total de 288 Comités de Liberación, en 98 países.
Precisamente, uno de estos comités, la norteamericana Coalición A.N.S.W.E.R.y el Comité para la Libertad de los Cinco anunciaron esta semana, según el sitio Web "Antiterroristas.Cu" que redoblarán su activismo civil en Estados Unidos para difundir la verdad sobre los antiterroristas cubanos injustamente presos en ese país.
Con sus tientos y diferencias, este caso, iniciado con el arresto el 12 de septiembre de 1998, y posterior enjuiciamiento y condena de los Cinco, en el 2000-2001, me recuerda el procesocontra los esposos Rosenberg, detenidos y acusados de traición-por la supuesta entrega de información secreta sobre la bomba atómica a los soviéticos-,y víctimas de la escala fascista de comienzos de los años 50, bajo la tristemente recordada época del macarthysmo.
En opinión de especialistas, estos juicios tienen como denominador común que ambos fueron fraudulentos y manipulados en nombre de una misma política imperial. En uno y otro juicios, los jueces no fueron imparciales e independientes, sino que se portaron como miembros del equipo de la acusación.
Como Ethel y Julius Rosemberg, los luchadores antiterroristas cubanos: Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González, debieron enfrentar diversas violaciones del derecho de los acusados a un juicio justo, incluyendo la objetividad de los cargos de la Fiscalía, la NO existencia de testigos falsos por la parte acusatoria, el no ocultamiento o tergiversación de la verdad, y desde luego, la imparcialidad de jurados y jueces.
Pero ello se deja de lado cuando se trata de un juicio, más que todo político, y las conclusiones de los magistrados están decididas de antemano. En línea con este proceder,apartado de la justicia, fueron sancionados a muerte los Rosemberg, y a duras condenas que van desde los 15 años de prisión hasta dos cadenas perpetuas,los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, acusados de espionaje, sin que se presentara prueba alguna.
Tanto los unos como los otros, tuvieron y han tenido un amplio espectro de solidaridad internacional, en protesta contra la utilización de la ley para castigar a personas inocentes, por el simple hecho de pensar diferente a los halcones fascistas de los años 50, y a los afiliados al neofascismo conservador y fundamentalista de la actualidad, en los Estados Unidos.
En el caso de los Rosenberg, una buena parte de la humanidad amante de la justiciareivindica hoy su inocencia; mientras, en el de los Cinco, los dislates jurídicos apuntados determinaron que el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, emitiera en mayo del 2005 una declaración, en la que considera la detención de estos hombres como "ilegal y arbitraria".
Tres meses más tarde, el 9 de agosto del mismo año, un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones de Atlanta, declaró nulo el juicio de la corte de Miami en el 2000-2001, y revocó las sentencias impuestas a los Cinco.
Exactamente un año después, y en consonancia con intereses políticos y la hostilidad del Gobierno de USA contra Cuba, el pleno de la propia Corte de Atlanta invalidó la decisión del panel,un veredicto que todavía no poca gente cuestiona por poco inusual y poco ético.
La apelación de la Defensa acerca de otros asuntos pendientes del proceso, está aún en espera en espera de respuesta.
En medio de este impás, las organizaciones A.N.S.W.E.R. y el Comité para la Liberación de los Cinco, anuncian que los días 17 y 18 de marzo, en Washington, San Francisco, Los Ángeles, Seattle, Vancouver y en otras ciudades del mundo, miles de personas que apoyan a los Cinco Héroes y a Cuba formarán delegaciones para marchar con banderas y pancartas, exigiendo suliberación y el fin inmediato de la uerra en Iraq y Afganistán.
En el caso de los Cinco, la solidaridad mundial no ha cesado, por el contrario, crece cada día, como en el de los Rosenberg en su momento, yencuentra ecos de lucha y redención hasta en los propios Estados Unidos.
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