Para tratar de       doblegarlos, no faltó el intento de chantaje. Sobre el tema,       Olga Salanueva, esposa de René González, recuerda Nosotros       vivíamos en un condominio de muchos apartamentos, iban hasta       allí y me tocaban a la puerta, luego se escondían y de       pronto me sacaban las cámaras, y esas imágenes sorpresa las       ponían en la TV".       Así recuerda Olga Salanueva Arango, esposa de René       González, parte de la pesadilla vivida, tras el arresto de       los Cinco el 12 de septiembre de 1998. "Hasta Ninoska Pérez me llamó por teléfono. Ella me decía       que iba a coger las declaraciones mías, que quería conocer       qué se sentía al ‘ser la esposa de un espía comunista’. Yo       colgaba, no les seguía la corriente. Todos los días aparecía       algo en la prensa. Fue una etapa terrible. Sobre René       averiguaron, supuestamente a través de Hermanos al Rescate,       la dirección donde residió con una tía antes de ir yo para       Estados Unidos. A ella también la asediaron. No es difícil       de imaginar lo que nos sucedió, con el ambiente que se vive       en Miami. "Entre el 12 de septiembre de 1998 y el 16 de agosto del       año 2000 en que me detienen, yo me mudé, perdí la casa,       porque no podía pagarla. Me reduje, fui a un denominado       estudio, una especie de cuartico. Me fui de Kendall, donde       residíamos, aunque seguí en libertad, pero evidentemente me       tenían bien localizada. Cuando me arrestaron yo estaba en       Miami Beach, en el cuartico que había alquilado. "El 14 de septiembre los conocí a todos, pero después       cada vez que había una corte los veía de lejos, por eso       trataba de tomar asiento en un banco cercano por donde       debían pasar, para al menos rozar a René con mis manos. Yo       no quería estar lejos de él. Le dije en mis visitas que,       cuando los sentenciaran, para donde lo trasladaran allá me       iría a vivir con las niñas, para poder estar cerca de él;       sin embargo, ya estoy consciente de que la intención de       separarnos estuvo siempre latente, no se trata de ahora que       me niegan la visa para ir a visitar a mi esposo. Eso empezó       desde agosto del 2000 en que me detienen y me deportan a       Cuba el 22 de noviembre de ese propio año". LO QUE PENSÓ LA FISCALÍA  "A René que es ciudadano norteamericano. no lo acusaron       de los cargos de conspiración para cometer espionaje ni de       conspiración para cometer asesinato en primer grado, lo que       sí se le imputó a Gerardo y en consecuencia le pusieron una       de las dos cadenas perpetuas de la condena.  "Tal vez los factores que hicieron pensar de forma fácil       a la Fiscalía que cooperaría era por esa particularidad de       René como norteamericano, del que se sabía que estuvo seis       años en espera del reencuentro con Irmita y yo, que vivíamos       en Cuba, del que conocían también que nos había nacido otra       hija y era el único de los compañeros con su familia allí en       Miami. "Esas eran fuertes razones para presionarlo, pues       suponían que él no estaría dispuesto nuevamente a quedar       solo e ir a la cárcel y por eso es que le plantean la       posibilidad de llegar a un arreglo donde únicamente       negociaría el cargo de ser agente extranjero no registrado. "Con tal negociación cumpliría pocos años de reclusión y       para ese instante no le hubiese faltado mucho tiempo para       salir y continuar con su vida normal dentro de Estados       Unidos, pero a cambio tendría que haber sido testigo de la       propia Fiscalía para argumentar las mentiras que se urdieran       contra el resto de los compañeros, y convertir así el caso       en el juicio añorado contra la Isla. Esperaban con René al       testigo que reconociera que era agente de Cuba. "Pero se equivocaron. No importaron las presiones ni el       chantaje. De ahí se deriva el ensañamiento muy especial       contra él, sus hijas y yo, y a la vez contra Gerardo y su       familia, porque justamente en los cargos que se le imputaban       a Gerardo, respecto a la conspiración para cometer asesinato       en primer grado, es que querían que mi esposo declarara. "Es interesante el hecho de que al no obtener sus       propósitos, la Fiscalía le pone a René el máximo en la       condena y le agregan un acápite como condición especial, al       igual que a Antonio, pues ambos eran ciudadanos       norteamericanos, de que al cumplir la sentencia no podían       acercarse ni frecuentar aquellos lugares que se sabía que       frecuentaban los terroristas. Eso es el colmo del cinismo.       Es el reconocimiento tácito de la existencia del terrorismo       amparado en la Florida.  "El día de sentencia uno de los fiscales actuantes en el       caso, Kastrenakes, no pudo contenerse y dijo ‘ojalá y       pudiera, le daría cien años de cárcel. Él es el más       peligroso’. El asunto es que no lograron sacarle a René que       cooperara con la Fiscalía". RESPUESTA DE ANTEMANO "A él lo detuvieron en nuestro propio hogar, en presencia       mía y de nuestras hijas y no fue hasta el 2000, a propósito       del inicio del juicio a los Cinco, que decidieron poner       algún cargo en mi contra.  "Pienso que ese fue el recurso que tomaron al no       encontrar otra forma de doblegarlo, entonces arremeten       contra nosotras y contra la familia de Gerardo, porque no es       casual la negativa constante para que Adriana, su compañera,       lo visite. Es que Gerardo tampoco se prestó para negociar,       ni René para actuar en contra de su hermano de causa. "Recuerdo que mientras lo iba a ver en prisión hablamos       de las cosas que le estaban proponiendo. Jamás le cuestioné       cuál sería su respuesta porque de antemano la conocía,       inclusive el 13 de agosto del 2000, día de su cumpleaños,       última visita que tuvo mía, me comentó sobre la carta que le       había hecho llegar la Fiscalía a través de su abogado. Ese       era el anuncio de lo que podía pasar conmigo, porque le       dejaban entrever sutilmente que recordara mi situación       migratoria. A partir de ese instante los acontecimientos se       desataron muy rápido. Nuestra conversación sobre el tema fue       el 13 y en la mañana del 16 me detuvieron en el estudio       donde vivía en ese instante allá en Kendall. Yo estaba sola       para ese momento, Irmita se encontraba de vacaciones en Cuba       e Ivette ya la teníamos con la abuela Teté (recientemente       fallecida) en Sarasota". EL CHANTAJE "El mismo 16 me presentaron vestida con el traje       anaranjado de presa delante de él para que comprobara que no       solo fue una amenaza lo que habían mandado por escrito, que       se trataba de una realidad.  "Después vinieron mis tres meses en la cárcel. Me cuesta       hablar sobre eso... la noticia de mi       deportación el 22 de noviembre me llegó casi cuando ya       estaba montada en el avión, al otro día, el 23, recibí a       Ivette en La Habana. Respiré de verdad, porque hasta el       último minuto temí que hubiesen tomado alguna represalia con       la niña, o sea, que me la trataran de quitar, ¡qué sé yo!,       porque para noviembre del 2000 era muy reciente la       devolución de Elián a la patria. "Tres veces me presentaron a la Corte para decidir mi       caso, me negaron incluso la fianza y pasó algo risible, en       la vista de inmigración antes de la sentencia la Fiscalía       manejó el criterio de que Ivette se estaba preparando para       ser ‘una posible espía de Cuba’. El juez decidió declararme       excluible. Me retornaron esposada, en un vuelo militar junto       a otros presos comunes de origen cubano".  EL TIEMPO PASA
"Han pasado casi diez años del arresto y nos damos cuenta de que este es un caso muy difícil (...).
"Para cada una de nuestras familias es sumamente fuerte, porque la vida sigue transcurriendo, son muchas las cosas que han quedado truncas, cosas tan íntimas y serias en una pareja como los planes de tener hijos, el crecimiento de estos, el desarrollo mismo de nuestra relación como pareja...Ver todo esto inconcluso por una injusticia tan grande es realmente muy doloroso.
"Han transcurrido ocho años desde que me deportaron, en todo ese tiempo he solicitado visa para ir a visitarlo y como respuesta he recibido las continuas negativas de las autoridades norteamericanas que se han amparado en razones ilógicas y absurdas. Cada negativa es ver alejarse otra posibilidad de ver a René, de poder conversar, de tocarlo al menos un momento, conversar como no se puede hacer a través de una carta, darle un beso aunque sea en el frío salón de una cárcel..."
LOS HIJOS
Uno de los mayores sufrimientos familiares durante todo este tiempo, ha sido la separación de los hijos o la imposibilidad de tenerlos, como son los casos de Gerardo Hernández y Fernando González. Las hijas de René González: Irmita se graduó con título de Oro en Psicología en la Universidad de La Habana, tiene 24 años; Ivette, cumplió diez, hará el quinto grado. De los de Antonio Guerrero: Tonito cumplió 23 años, comienza el quinto curso en la Universidad de Ciencias Informáticas. Gabriel (15), estudia en el preuniversitario. Las de Ramón Labañino: Lizbeth (11), hará el sexto grado; Laurita (16), pasó para onceno grado; Ayli (20), estudia Informática en la CUJAE.
 


 
 
 
 
 Entradas
Entradas
 
 














 




No hay comentarios:
Publicar un comentario