lunes, 6 de octubre de 2008

Diez años de injusticia (V) Bajo presión

Para tratar de doblegarlos, no faltó el intento de chantaje. Sobre el tema, Olga Salanueva, esposa de René González, recuerda

Nosotros vivíamos en un condominio de muchos apartamentos, iban hasta allí y me tocaban a la puerta, luego se escondían y de pronto me sacaban las cámaras, y esas imágenes sorpresa las ponían en la TV".

Así recuerda Olga Salanueva Arango, esposa de René González, parte de la pesadilla vivida, tras el arresto de los Cinco el 12 de septiembre de 1998.

"Hasta Ninoska Pérez me llamó por teléfono. Ella me decía que iba a coger las declaraciones mías, que quería conocer qué se sentía al ‘ser la esposa de un espía comunista’. Yo colgaba, no les seguía la corriente. Todos los días aparecía algo en la prensa. Fue una etapa terrible. Sobre René averiguaron, supuestamente a través de Hermanos al Rescate, la dirección donde residió con una tía antes de ir yo para Estados Unidos. A ella también la asediaron. No es difícil de imaginar lo que nos sucedió, con el ambiente que se vive en Miami.

"Entre el 12 de septiembre de 1998 y el 16 de agosto del año 2000 en que me detienen, yo me mudé, perdí la casa, porque no podía pagarla. Me reduje, fui a un denominado estudio, una especie de cuartico. Me fui de Kendall, donde residíamos, aunque seguí en libertad, pero evidentemente me tenían bien localizada. Cuando me arrestaron yo estaba en Miami Beach, en el cuartico que había alquilado.

"El 14 de septiembre los conocí a todos, pero después cada vez que había una corte los veía de lejos, por eso trataba de tomar asiento en un banco cercano por donde debían pasar, para al menos rozar a René con mis manos. Yo no quería estar lejos de él. Le dije en mis visitas que, cuando los sentenciaran, para donde lo trasladaran allá me iría a vivir con las niñas, para poder estar cerca de él; sin embargo, ya estoy consciente de que la intención de separarnos estuvo siempre latente, no se trata de ahora que me niegan la visa para ir a visitar a mi esposo. Eso empezó desde agosto del 2000 en que me detienen y me deportan a Cuba el 22 de noviembre de ese propio año".

LO QUE PENSÓ LA FISCALÍA

"A René que es ciudadano norteamericano. no lo acusaron de los cargos de conspiración para cometer espionaje ni de conspiración para cometer asesinato en primer grado, lo que sí se le imputó a Gerardo y en consecuencia le pusieron una de las dos cadenas perpetuas de la condena.

"Tal vez los factores que hicieron pensar de forma fácil a la Fiscalía que cooperaría era por esa particularidad de René como norteamericano, del que se sabía que estuvo seis años en espera del reencuentro con Irmita y yo, que vivíamos en Cuba, del que conocían también que nos había nacido otra hija y era el único de los compañeros con su familia allí en Miami.

"Esas eran fuertes razones para presionarlo, pues suponían que él no estaría dispuesto nuevamente a quedar solo e ir a la cárcel y por eso es que le plantean la posibilidad de llegar a un arreglo donde únicamente negociaría el cargo de ser agente extranjero no registrado.

"Con tal negociación cumpliría pocos años de reclusión y para ese instante no le hubiese faltado mucho tiempo para salir y continuar con su vida normal dentro de Estados Unidos, pero a cambio tendría que haber sido testigo de la propia Fiscalía para argumentar las mentiras que se urdieran contra el resto de los compañeros, y convertir así el caso en el juicio añorado contra la Isla. Esperaban con René al testigo que reconociera que era agente de Cuba.

"Pero se equivocaron. No importaron las presiones ni el chantaje. De ahí se deriva el ensañamiento muy especial contra él, sus hijas y yo, y a la vez contra Gerardo y su familia, porque justamente en los cargos que se le imputaban a Gerardo, respecto a la conspiración para cometer asesinato en primer grado, es que querían que mi esposo declarara.

"Es interesante el hecho de que al no obtener sus propósitos, la Fiscalía le pone a René el máximo en la condena y le agregan un acápite como condición especial, al igual que a Antonio, pues ambos eran ciudadanos norteamericanos, de que al cumplir la sentencia no podían acercarse ni frecuentar aquellos lugares que se sabía que frecuentaban los terroristas. Eso es el colmo del cinismo. Es el reconocimiento tácito de la existencia del terrorismo amparado en la Florida.

"El día de sentencia uno de los fiscales actuantes en el caso, Kastrenakes, no pudo contenerse y dijo ‘ojalá y pudiera, le daría cien años de cárcel. Él es el más peligroso’. El asunto es que no lograron sacarle a René que cooperara con la Fiscalía".

RESPUESTA DE ANTEMANO

"A él lo detuvieron en nuestro propio hogar, en presencia mía y de nuestras hijas y no fue hasta el 2000, a propósito del inicio del juicio a los Cinco, que decidieron poner algún cargo en mi contra.

"Pienso que ese fue el recurso que tomaron al no encontrar otra forma de doblegarlo, entonces arremeten contra nosotras y contra la familia de Gerardo, porque no es casual la negativa constante para que Adriana, su compañera, lo visite. Es que Gerardo tampoco se prestó para negociar, ni René para actuar en contra de su hermano de causa.

"Recuerdo que mientras lo iba a ver en prisión hablamos de las cosas que le estaban proponiendo. Jamás le cuestioné cuál sería su respuesta porque de antemano la conocía, inclusive el 13 de agosto del 2000, día de su cumpleaños, última visita que tuvo mía, me comentó sobre la carta que le había hecho llegar la Fiscalía a través de su abogado. Ese era el anuncio de lo que podía pasar conmigo, porque le dejaban entrever sutilmente que recordara mi situación migratoria. A partir de ese instante los acontecimientos se desataron muy rápido. Nuestra conversación sobre el tema fue el 13 y en la mañana del 16 me detuvieron en el estudio donde vivía en ese instante allá en Kendall. Yo estaba sola para ese momento, Irmita se encontraba de vacaciones en Cuba e Ivette ya la teníamos con la abuela Teté (recientemente fallecida) en Sarasota".

EL CHANTAJE

"El mismo 16 me presentaron vestida con el traje anaranjado de presa delante de él para que comprobara que no solo fue una amenaza lo que habían mandado por escrito, que se trataba de una realidad.

"Después vinieron mis tres meses en la cárcel. Me cuesta hablar sobre eso... la noticia de mi deportación el 22 de noviembre me llegó casi cuando ya estaba montada en el avión, al otro día, el 23, recibí a Ivette en La Habana. Respiré de verdad, porque hasta el último minuto temí que hubiesen tomado alguna represalia con la niña, o sea, que me la trataran de quitar, ¡qué sé yo!, porque para noviembre del 2000 era muy reciente la devolución de Elián a la patria.

"Tres veces me presentaron a la Corte para decidir mi caso, me negaron incluso la fianza y pasó algo risible, en la vista de inmigración antes de la sentencia la Fiscalía manejó el criterio de que Ivette se estaba preparando para ser ‘una posible espía de Cuba’. El juez decidió declararme excluible. Me retornaron esposada, en un vuelo militar junto a otros presos comunes de origen cubano".

EL TIEMPO PASA

"Han pasado casi diez años del arresto y nos damos cuenta de que este es un caso muy difícil (...).

"Para cada una de nuestras familias es sumamente fuerte, porque la vida sigue transcurriendo, son muchas las cosas que han quedado truncas, cosas tan íntimas y serias en una pareja como los planes de tener hijos, el crecimiento de estos, el desarrollo mismo de nuestra relación como pareja...Ver todo esto inconcluso por una injusticia tan grande es realmente muy doloroso.

"Han transcurrido ocho años desde que me deportaron, en todo ese tiempo he solicitado visa para ir a visitarlo y como respuesta he recibido las continuas negativas de las autoridades norteamericanas que se han amparado en razones ilógicas y absurdas. Cada negativa es ver alejarse otra posibilidad de ver a René, de poder conversar, de tocarlo al menos un momento, conversar como no se puede hacer a través de una carta, darle un beso aunque sea en el frío salón de una cárcel..."

LOS HIJOS

Uno de los mayores sufrimientos familiares durante todo este tiempo, ha sido la separación de los hijos o la imposibilidad de tenerlos, como son los casos de Gerardo Hernández y Fernando González. Las hijas de René González: Irmita se graduó con título de Oro en Psicología en la Universidad de La Habana, tiene 24 años; Ivette, cumplió diez, hará el quinto grado. De los de Antonio Guerrero: Tonito cumplió 23 años, comienza el quinto curso en la Universidad de Ciencias Informáticas. Gabriel (15), estudia en el preuniversitario. Las de Ramón Labañino: Lizbeth (11), hará el sexto grado; Laurita (16), pasó para onceno grado; Ayli (20), estudia Informática en la CUJAE.

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